martes, 17 de octubre de 2017

El Pop Británico invade Norteamèrica, los 60s segùn quienes nos los cuentan



Y aquí voy con el comentario de un libro que terminé de leer hoy. Se trata de My british invasion, escrito por Harold Bronson. Contar los musicales años 60s debe ser bravo. Debe serlo para un británico, así que imagínense para un estadounidense!! Primero convengamos que el autor tiene credenciales como para hacerlo: fue co-fundandor del mítico sello discográfico Rhino, creado a fines de los 70s, que se destacó por reeditar muchos de los discos que llevaron el pop británico a Estados Unidos. No hablamos de las bandas principales como Los Beatles o Rolling Stones, pero sí de otras secundarias (en ventas y popularidad) como The Yardbirds, The Dave Clark Five, Manfred Mann, Herman´s Hermits que revisten suma importancia en el desarrollo musical de esa década y de la siguiente a ambos lados del Atlántico. Dos cosas caben mencionarse: el MY del título está muy bien puesto, ya que es totalmente subjetivo el racconto del período en cuestión (que es, al fin y al cabo, lo que uno busca en este tipo de libros) y las credenciales se estiran, ya que si bien a muchos grupos los conoció cuando ya había pasado el momento de gloria, a varios de ellos los entrevistó en persona, ya que fue periodista del diario Daily Bruin de Los Angeles y escribió notas para la Rolling Stone y otras revistas del mundo rock. Dicho esto, en el libro se alternan las perlas buscadas con datos que parecen extraídos de wikipedia (la historia de las bandas). Es interesante cuando menciona detalles que sólo puede conocer él y me parece increíble que guarde en la memoria o haya anotado las fechas de los recitales a los que concurrió, ya que exhibe una cronología diaria, mes a mes, de sus años formativos y de manera exhaustiva, Cualquiera diría que él ya sabía que cincuenta años después escribiría un libro con lo acaecido en ese tiempo. Hay historias de su trabajo en Rhino, los entretelones de reediciones que realizó o intentó hacer con determinados artistas, que bien tendrían que haber estado en su libro anterior, dedicado enteramente al citado sello. Una vez más, como varios estadounidenses, menciona que la invasión británica primero pasó por los ojos: su escuela fue la televisión. Pensar que los programas que veían los adolescentes se llenaban de bandas que hacían playback, disfrazadas con trajes multicolores y atuendos que harían sonrojar a los mismos músicos cinco años después... Pero al menos tenían eso!!! Mas adelante vendrían los shows en vivo (veinte o veinticinco minutos por banda) y los simples (luego los LPs, cuando los simples probaban que se vendían). Así conoció el bueno de Harold a sus grupos favoritos. Y eso despertó su gula por comer toda esa masa de cultura que llegaba allende el océano. Con el tiempo, vendrían los viajes a Londres (detallados, como no, en este libro) y sus infructuosos intentos de conseguir trabajo allí. Todo eso está muy bien, pero no levanta vuelo cuando habla de sus relaciones de pareja en medio de shows, notas y discos. Lo que menos importa (quizá por como lo narra) es lo que hacía o dejaba de hacer con sus ocasionales citas o novias (en alguna parte reconoce que de alguna ya no recuerda su cara, menudo tío!). En fin, el libro es muy personal y no todo se disfruta de igual manera, pero hay cosas que seguro no sabías que el tipo te cuenta con pasión (no exenta de riguroso detalle, en ocasiones). Pero quien soy yo para bajarle el pulgar!!! Hay lectores que ya lo pidieron de entrada para la cena!! Buen apetito, entonces...

RL