El paro docente
A poco menos de una semana para el comienzo del ciclo lectivo, el Gobierno Nacional, Provincial y porteño no logran un acuerdo con los gremios docentes por los salarios. El conflicto se complicó aún más porque algunas provincias como Santa Fe, Córdoba y San Luis prometieron subas superiores al 30% en forma escalonada durante todo el 2014 mientras que Buenos Aires y
El Gobierno hace
días atrás había amenazado con un decreto que sellaría los acuerdos en un 25%
para todo el país, lo que hubiese derivado en un paro general docente. Ante
este desenlace el vocero del oficialismo, Jorge Capitanich, decidió junto a los
líderes de los sindicatos, otorgar una prórroga hasta el lunes para negociar el
aumento. Lo cierto es que la solución al problema quedó lejana.
Hace más de una
década que los conflictos docentes se repiten todos los años, finalmente se
firman acuerdos que no terminan de convencer a los gremios y derivan en paros sorpresivos que
interrumpen el ciclo lectivo. Los perjudicados como siempre son los chicos y
por ende los padres que deben modificar sus itinerarios habituales.
Si bien es
entendible el reclamo de los docentes, molesta bastante que se recurra al paro
como medio de protesta. Una falta de respeto para muchos trabajadores que
inscriben a sus hijos en escuelas públicas y ganan menos dinero que un maestro.
Hay médicos de todas las especialidades, enfermeros o bomberos que tampoco
perciben un salario digno pero se deben a la profesión, tienen vocación de
servicio, saben a lo que se exponen cuando deciden encarar sus estudios
universitarios o terciarios. Ni hablar de la cantidad de profesionales sin trabajo,
de los cuales varios aceptarían las condiciones de pago de un docente con tal
de ejercer sus funciones.
A esta altura
todo aquel que decide estudiar para docente sabe cuáles son las expectativas
laborales y también conoce bien las responsabilidades que le competen. Aunque
suene algo peyorativo decirlo, si alguien no está preparado para ejercer la
docencia con todo lo que eso significa, con gratitudes e injusticias, debe dar
un paso al costado. Para seguir adelante se necesita vocación de servicio y es
lo único que no debe negociarse.
Por otra parte,
el nivel de enseñanza actual deja mucho que desear, se sabe que Argentina tiene
uno de los niveles más bajos de Sudamérica en calidad educativa. Como en
cualquier trabajo sería coherente primero discutir proyectos de enseñanza
superadores y efectivos, obtener resultados satisfactorios, formar futuros
estudiantes universitarios y recién después aumentar las pretensiones
salariales. Mientras tanto el que perfeccione sus habilidades, el que se
capacite y agregue valor a su desempeño también tiene la posibilidad de
competir por una vacante en una escuela privada con mejores sueldos y
beneficios.
Mariano Lagomarsino para DeBrosMedia