Se va la Presidenta de todos los
argentinos… ¡Qué paradoja! La que se jactó de gobernar para los pobres, la que
se inflaba el pecho hablando de Patria, de igualdad, se va por la puerta de
atrás, nos deja un país quebrado, vacío, con una inflación sin freno. El peor
de los escenarios para los más necesitados. Se va con bronca, con algo de odio,
con sed de venganza. Es que no se quería ir nunca, su enfermedad de Poder la
encegueció, pensó que era para siempre. ¿Qué locura no?
Antes de irse se aseguró de
complicarle bien la vida al que viene, ella que quiere tanto la Argentina, que
le importas tanto vos. Deja las arcas vacías, deudas por doquier, tres mil
empleados nuevos en una semana, un decreto para devolver a las provincias el
dinero que no le quiso dar en ocho años. ¿Qué amor por el país no? Lo hace por
vos.
Si la culpa de los males de cuando
asumió era de los ‘90, ¿quién será culpable del próximo fracaso?
Para muchos,
los logros de estos años se remiten a un puesto de trabajo pero sin trabajo, un
subsidio, el fútbol, algún viaje. Pero sin que se dieran cuenta, les robó la dignidad, les privó del sentido de la
responsabilidad, del sacrificio, no se preocupó por la educación ni por la
salud, no los dejó crecer. Y los hizo dependientes, tanto, que creen que sin
ella no pueden seguir.
Está bien,
algunas cosas se lograron, pero no fue pensando en la gente, su objetivo era
perpetuarse en el Poder. ¿Por qué que le cuesta tanto irse? Es lo más normal
del mundo, la alternancia de los Gobiernos.
Lo que
viene no sé como será. Todos queremos más o menos lo mismo pero por sobre todas
las cosas, que el Presidente nos respete, que no nos ‘goce’ por cadena Nacional
por pensar distinto. Que no tenga rencores, odios ni sed de venganza. Con eso
habremos avanzado un poco. Y lo que no se haga bien, tendrá reflejo en las
urnas. Esto no es fútbol, acá no hay que hacer el aguante a nadie y menos al
que te roba. No nos podemos hacer los sotas con un vicepresidente corrupto, un jefe
de Gabinete bochornoso, un Secretario de Comercio patotero o un Ministro de
Economía que se quiere ir porque le molesta que le hablen de inflación. ¿Tan
poco nos valoramos como país? Esto no es ‘en las buenas y en las malas’,
‘jugando bien o jugando mal’. Es más serio, no hay fanatismo que valga. ¿No tenemos
más sueños que estos?
La
posibilidad de que el cambio salga mal, está, y más aún con un gran porcentaje
de la población que desea el mal. Justamente de esto te hablo, la paradoja de la
Presidenta puede ser también la tuya. ¿Te preguntaste si vos querés el bien de
la Argentina o sólo conservar tus beneficios como sea?
Si amas la
Patria, solo te pido que ahora acompañes lo que viene.
Mariano Lagomarsino para DeBrosMedia
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