jueves, 23 de enero de 2014

FUTBOL

Tienen que cambiar

Se jugó el primer Superclásico del año, un partido horrible… Está bien, es pretemporada, los jugadores están duros, quieren evitar lesiones, etc. Pero lo horrible no es nuevo en el fútbol argentino. Por eso está bueno hacerse algunas preguntas. Qué pasa por ejemplo en equipos como River o Boca, ¿son malos los jugadores? ¿El ritmo frenético de nuestro fútbol no permite jugar? ¿El estado de los campos de juego no es el ideal? ¿Los técnicos no sirven?

A ver, tratemos de analizar lo que sucede a partir de este partido. A simple vista, salvo algún jugador como Ponzio o Gago, ninguno toca efectivamente la pelota, no se juega a un toque. Son pocos los que pueden decidir en una jugada qué hacer, la mayoría va para donde puede, gambetea o la pasa como puede. La realidad que al momento de parar el balón ya se complican, les rebota. ¿Están apurados por la presión? ¿Quieren demostrar en una jugada? Si es así, el camino es equivocado, la calidad del jugador se ve en la buena administración del juego, si el pase es correcto, aún sin gambetear a nadie, se luce mas.

Vale la pena la comparación, aunque parezca una locura, con el Barcelona. Si bien es uno de los mejores equipos del mundo, consideremos la predisposición al juego. Se toca la pelota de primera y se gambetea cuando es la mejor opción. Pero además, si se para el balón, se hace con eficiencia, el jugador siempre queda bien ubicado. ¿El campo de juego? Una excusa, se juega hasta con nieve y con canchas peladas de pasto. Si vemos al peor equipo español o italiano, juegan igual pero con menor capacidad defensiva u ofensiva.

El problema tampoco parece ser totalmente de los jugadores aunque son pocos los destacables. El apuro y la ansiedad vienen del banco, de la historia, de la gente, del contexto político del club y de los dirigentes. Sin embargo, hay equipos que intentan jugar y por momentos son vistosos, y en nuestro fútbol eh… Más allá del lugar que ocupen en la tabla, Newell’s, Vélez o Lanús, son audaces, y entretiene verlos.

Boca y sobretodo River, en los últimos años han incorporado jugadores de todo tipo y no han mejorado su juego. ¿Cómo revertir entonces la situación?

La ansiedad de los hinchas, con todas las miserias que acarrean: barras bravas, contexto del país y los problemas cotidianos de cada uno en particular, es un caldo agobiante dentro del escenario deportivo. Pero, los que gobiernan los clubes y toman decisiones pueden intentar mantenerse al margen y llevar tranquilidad a los que deben pisar el campo de juego.

 La idea futbolística, el plan, la estrategia (que no la decide sólo el técnico), es lo que falla en nuestro fútbol. River, por ejemplo, parece haberse decidido por un Director de fútbol, Enzo Francescoli, que fue uno de los máximos ídolos y Boca, aunque funciona mejor la Comisión Deportiva, tiene como cabeza a su Presidente Angelici. Ellos deben liderar el cambio en el fútbol de nuestro país, elegir, dentro de lo poco que hay, jugadores con temple que no corran, que piensen. Pero también, cambiar la cabeza de los que están. ¿O acaso Teo Gutiérrez, Cavenaghi, Lanzini, Gago, Sanchez Miño, Ledesma o el Burrito Martínez, por nombrar algunos protagonistas del primer clásico, no pueden jugar bien al fútbol? Claro que pueden, pero el público exige, el técnico grita, el periodista critica y los dirigentes se hacen eco. Así no se puede.

 El fútbol doméstico necesita de River y Boca, deben ser los ejemplos, por historia, por prestigio. De sus dirigentes deben bajar ideas de liderazgo claras, transparencia, seguridad y tranquilidad. Aislar a los que juegan del ruido que rodea al fútbol. Capitalizar lo que viene de Europa: no se corre, se toca y se toman decisiones eficaces en el juego. Se plantea una estrategia por parte del club y una táctica futbolística a cargo del técnico. Hay que creer en el proyecto a largo plazo, tener  paciencia y convencimiento al transmitirlo, de infantiles a mayores. Los pergaminos de Boca no están muy lejos en el tiempo y fue obra de muchos de los que siguen en funciones. Luego algo se hizo mal pero tienen el antídoto para volver a las grandes gestas. El nivel del Barcelona parece inigualable pero tenemos materia prima para emularlo. Se necesita tiempo pero debemos comenzar algún día. 

Mariano Lagomarsino para DeBrosMedia

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