Seguramente
Maravilla jamás pensó que recibiría una paliza como la de anoche. Se tenía Fe
ante Miguel Cotto, sin embargo su cuerpo maltrecho no estaba a la altura de
semejante oponente. Desde el inicio del primer round sintió cada golpe del
puertorriqueño, tuvo tres caídas y el nocaut sobrevoló el ring de principio a
fin.
Está bien,
Maravilla Martínez quería despedirse de la elite mundial arriba del ring. Se
preparó con responsabilidad y exigencia, como siempre lo hizo en su extensa
carrera. Él sabía que su rodilla y también su mano izquierda no aguantarían el
ritmo del combate. Había que terminarla antes de los doce rounds o padecería la
potencia y juventud de Cotto. Pero claro, su cuerpo ya no asimila bien los
golpes, le cuesta mantener el equilibrio ante cada mano que llega limpia. Nunca
se recuperó de ese fatídico primer asalto y sólo le quedó aguantar estoico lo
máximo que pudo.
Fue inteligente la
decisión de su entrenador Pablo Sarmiento de no dejarlo salir a pelear el
décimo asalto, su pierna ya no respondía. Para qué someterlo a un castigo
innecesario.
Se apagan las
luces para Maravilla, parece haber llegado el final de su exitosa carrera. Ya
no está para estos retos, él lo sabe. Lo de anoche no opaca para nada su figura,
por el contrario lo engrandece. Aceptó la pelea con Miguel Cotto con una
operación de rodilla a cuestas y una mano lesionada, demasiado para sus 39
años. Nos queda para el recuerdo la riqueza técnica de un boxeador excepcional,
campeón mundial de dos categorías. Los argentinos lo conocimos tarde, vivió
mucho tiempo en Estados Unidos y España, pero es sin duda uno de los mejores
boxeadores que ha tenido nuestro país.
Mariano Lagomarsino para DeBrosMedia
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