sábado, 22 de febrero de 2014

SOCIEDAD


                                                 No nos puede pasar lo de Venezuela

Los hechos de violencia que se suceden en Venezuela mantienen en vilo al mundo y provocan una gran tristeza. Parece increíble que un Gobierno pueda ocasionar semejante división en su Pueblo. Alcanzan el poder con una propuesta noble, de lucha por la equidad social y terminan perpetuándose, enceguecidos por un ideal que utiliza el engaño como medio de propaganda.

Este conflicto iba a llegar algún día, casi todos los Gobiernos autoritarios pasan por la misma situación. Pocos de ellos logran sortear la crisis social aunque pueden prolongarla durante años. La causa fundamental que ocasiona la eclosión de un Pueblo se basa en la imposición de cambios drásticos en una Nación acostumbrada a otra cosa. Al momento de ser Gobierno electo se transmite un mensaje de Paz, inclusión y equidad pero con el paso del tiempo se transforma en una bajada de línea amenazante de la que no se puede disentir. Una gran parte de los ciudadanos dejándose llevar por la propaganda adhiere a esos ideales y a la metodología de acción del líder. Al principio se logra la mayoría pero al mismo tiempo se pierde por completo el compromiso de los que piensan distinto. Este quiebre es el  denominador común del conflicto social. Nunca es buena la imposición sin diálogo, sin explicación, la soberbia o la ironía para los que no comparten el modelo. Es mejor tener menos fanáticos, menos aduladores y más seguidores con espíritu crítico.  

Lamentablemente hace años que venimos escuchando que Argentina puede seguir los pasos de Venezuela. Allá por el año 2006 provocaba algo de risa cuando Néstor Kirchner, Presidente en aquel entonces, comenzaba a ignorar ciertas demandas de los países desarrollados y recibía esas comparaciones como respuesta. Luego fueron llegando hechos más graves como la expropiación de empresas, desplantes a Estados Unidos, el no pago al Club de París y a nivel local el enfrentamiento con el campo y los desaires a la Corte Suprema. De a poco se vislumbraban ciertas similitudes y la crispación social comenzaba a emerger. El Gobierno de Cristina continuó con las medidas como el cepo al dólar, negar la inflación, trabas para salir del país y críticas desmesuradas a opositores aún sin ser políticos. Las semejanzas entre los dos países se acentuaron, por supuesto con las características particulares de cada economía. Incluso, sus Presidentes, Kirchner y Chávez, siempre intercambiaron elogios y paradójicamente ambos, se fueron de esta vida en plena lucha.

Con esto no quiero decir que los hechos puedan repetirse en nuestro país, lo descarto por completo. Los ´papanatas´ dirán que muchos están esperando que algo suceda. Una estupidez superlativa, nadie puede querer la violencia en las calles, exponiendo la vida de civiles incluida la de nuestros hijos. Todos vemos lo que padecen los venezolanos, no sólo en la ciudad de Caracas, sino también en Táchira, Valencia, Puerto Ordaz y otras.


La ventaja que tiene la Argentina es que Venezuela siempre ha marchado unos pasos adelante, nuestro Gobierno no inventó nada, imitó, copió pero también fue mutando. Se transformó en algo que no tenía pensado, actuó sobre la marcha y eligió a Hugo Chávez como aliado. El padre de la criatura ya no está, su fiel seguidor Néstor tampoco. Quedó Cristina, algo vulnerable, con un equipo de trabajo muy joven e idealizado. El mayor desafío es dejar de imitar un modelo que está en crisis, enderezar el rumbo, escuchar y aceptar las críticas. Gobernar para todos, lograr el consenso de la mayoría y el acompañamiento del resto. No nos puede pasar lo de Venezuela, no nos va a pasar, de ninguna manera. No somos un país chico que quiso ser grande, ya fuimos grandes hace varias décadas y ahora somos chicos. Volver a empezar, ese es el camino, esta historia ya la conocemos. 


Mariano Lagomarsino para DeBrosMedia

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