La decadencia del mensaje oficial
Las medidas
económicas que intenta implementar el Gobierno siguen atentando contra el poder
adquisitivo de la clase media. Sin embargo, el Jefe de Gabinete, Jorge
Capitanich trata de ocultar el problema y busca engañar a la audiencia con su
mensaje. Día tras día enfrenta los micrófonos con dichos que sólo agregan
crispación en la gente, algunos adhieren y otros, cada vez son más, se cargan
de preocupación.
La mayoría de
los trabajadores necesitados de su sueldo para vivir, deben hacer cuentas a
diario para asegurarse llegar a fin de mes, si llegan. Los gremios, salvo
alguna excepción, han suspendido las negociaciones por paritarias quizás hasta
abril. Por su parte, el Gobierno quiere distraer haciendo creer que el ahorro
es sólo para especuladores. Aquel con capacidad para guardar unos pesos tal vez
deba pagar más impuestos y recibir menos subsidios. Y el que consiga algún
dólar es casi un ‘bacán’ que merece ser observado por la AFIP.
Así lo dan a entender las palabras del Ministro de
Economía, Axel Kicillof.
La misma idea,
el ahorro como lujo, se desprende del ataque constante del Gabinete a los
productores agropecuarios, ‘machacando’ con que, si se acopia, hay capacidad de ahorro. Sin embargo, no tienen idea de los ciclos
de pago del productor, por qué debe guardar los granos, tampoco toman en cuenta
los daños generados por el clima ni las particularidades de cada actividad del
sector. Se habla para la masa pero da la impresión que la inyección hipodérmica
del mensaje ya casi no da resultado.
Estamos en
problemas con esta particular manera de pensar de los que supuestamente nos
representan. El ahorro, además de seguridad, nos da la posibilidad de darnos
algún gusto, disfrute o goce. Pero quizás esto ya sea un pecado y la idea sea
conformarnos con el trabajo y comer lo justo y necesario. Sin ahorro no hay
crédito para la vivienda, ropa ni vacaciones. ¿Será ésta la filosofía de vida
que intentan propagar?
Lo lamentable es
que los mismos que tratan de adoctrinarnos detrás de la mentira, viven en casas
de lujo, poseen autos de alta gama y van y vienen cuando quieren a cualquier
parte del mundo. Si no lo hace todavía, lo hará cuando deje su cargo. Sólo Dios
podrá juzgarlos porque aquí en la
Tierra no recibirán castigo. La vida de los argentinos
continuará y todo volverá a repetirse con los mismos u otros protagonistas.
Mariano Lagomarsino para DeBrosMedia
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